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Afortunadamente (porque probablemente sino no estaría escribiendo esto), mi vida se empezó a desmoronar por todos lados. Y cuando pensaba que ya se había desmoronado del todo, porque sólo quedaban los escombros, el suelo se empezó a abrir por debajo de mis pies. Ya no me quedaba nada donde agarrarme. Sin saber a dónde me llevaría esta caída al vacío, me entregué al viaje interior, dispuesto a descubrir lo que allí fuere. Después de este recorrido, que ahora comprendo es el de toda una vida, entiendo que la felicidad sí que está en lo más profundo de nuestro ser. Esta frase repetida hasta la saciedad, tiene toda la lógica. Pero es la misma lógica la que se ocupa de echarla para atrás, nos quiere vender otra cosa. Esto es una invitación a aceptar otras lógicas.

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